MÉXICO INMÓVIL, ESTANCADO


La constante en México debería ser “crecer”. Las políticas públicas son la punta de lanza para mejorar los niveles de bienestar social.

Existe una notable incongruencia: en el discurso oficialista muestran a un país sólido, progresista, de avanzada, en los hechos es otra cosa. En un país empobrecido, sin recursos con mucha incertidumbre.

Hay escepticismo en el mexicano con la reforma fiscal con relación en cómo se gasta lo recaudado. Todo buen gobierno tiene el compromiso y responsabilidad ineludible de administrar con honestidad y patriotismo la redistribución del ingreso recaudado.
 Muchos inversionistas tienen cierto desencanto en el tema fiscal. Esta reforma grava con más impuestos en el de personas y empresas, esto ha afectado el ingreso disponible para consumo y ahorro.

Lo acepten o lo nieguen los altos funcionarios que dirigen la economía del país, nos mantenemos en un ciclo recesivo que ya perduró 21 meses y que las voces oficiales niegan rotundamente. Ninguna teoría económica puede cuestionar que es el gasto de inversión fija el que detona el crecimiento, empleo, productividad, distribución del ingreso y pago de impuestos.

La no deducción de inversiones nuevas a partir de la eliminación del IETU y la no autorización de la depreciación acelerada frenaron las expectativas y decisiones de los inversores. El PIB (Producto Interno Bruto) se ha estancado.

Pueden hacer un alto y decirle a México “perdón, nos equivocamos”. Las autoridades anunciaron con bombos y platillos un “pacto fiscal” en el que prometieron no modificar la estructura de los impuestos hasta terminar la actual administración, pero no se les olvide que no son absolutos. Hay otro “poder”  el Legislativo, quien legisla en materia fiscal en la cámara de diputados. El cual está obligado a cumplirle a la sociedad y conservar sobre esta reforma que tiene “empantanada” a nuestra sociedad. Reconsideren sus decisiones, reconozcan que se equivocaron señores diputados, que solo por inercia levantaron el “dedo” para aprobar esta reforma.

Esto no se debe considerar como una contrarreforma seria, más bien un giro de 180º, están a tiempo. Ya basta de simulaciones.
Es la inversión productiva la que hará ganar a México. 

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